Caperucito y el lobo colega

Érase una vez un chaval, al que llamaban caperucito que, en un día soleado, le fue encargado llevar un cestón de marihuana y otras drogas a su abuelita, que vivía a tomar por culo, en medio del bosque, pues estaba perseguida por la policía.

Caperucito corto, pero no perezoso, se puso en camino ipso-facto, pero a mitad de recorrido decidió tomarse un descanso. Por hacer algo… decidió que se pondría a recoger unas flores o a catar parte del contenido de la cesta, una de dos, no sabemos lo que decidió, sin embargo sabemos que, 5 minutos mas tarde, se le apareció un lobo que le hablaba.

Se encontró con que el lobo era muy dicharachero, y tras hablar durante unos minutos, el lobo le propuso irse de fiesta por unos garitos que conocía. Caperucito le respondió que le congratulaba la idea, pero que antes tenía que ir a casa de su abuela para entregarle un “pedido”, también le contó que su abuela vivía bastante lejos, en la casa en mitad del bosque número 7 escalera B, con lo que tardaría varias horas en regresar a la “kelly”, sin embargo, el lobo (que se llamaba Amelio) le instó a que “le diera un toque” cuando llegara y que luego “tomarían unas birras”.

Tras este episodio se despidieron y Caperucito se puso en camino, sin embargo, lo que no sabía es que a Amelio se le había ocurrido la idea de hacerle una sorpresa… se adelantó y, como Caperucito le había dicho dónde vivía su abuela, puso la dirección en el GPS y se fue en su Porsche 911 como una bala.. Una vez en esa casa entró, la abuela no se enteró de nada porque estaba colocada, semi inconsciente y babeando, así que el lobo se puso a ver los Simpsons un rato, sin embargo le entró hambre, así que fue a la cocina. No había nada en la nevera, ni en la despensa… el hambre era intenso y, al ser un lobo, se comió un brazo de la abuela. Bueno… primero tenía pensado comerse solo un brazo, pero la carne humana es como las patatas, a la que haces pop ya no hay stop, y se la acabó zampando entera.

Una vez saciado, decidió prepararse para darle la sorpresa a Caperucito, que debía estar al caer, así que se puso la ropa de la abuela… no para engañar a Caperucito, que era imposible pues el lobo era muy peludo y no se parecía en nada a la abuela, sino porque simplemente le encantaba vestirse con ropa de mujer.

Al llegar Caperucito vió al lobo vestido con la ropa de su abuela y se descojonó pues estaba vestido completamente con ropa de cuero, pues a la abuela le iba mucho el sado.
Después se abrazaron y el lobo le confesó que se había zampado a su abuela y se disculpó. Caperucito aceptó las disculpas y le dijo que “eso son cosas que pasan”. Amelio le sugirió que podrían ir a un bar gay que el lobo conocía y caperucito acepto, pero decidieron antes fumarse algo del material que Caperucito llevaba en la cesta… y durante ese rato, os puedo asegurar que fueron muy muy felices.

Fin

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